En mis comienzos preparaba las clases según lo había aprendido en didáctica, con todos los pasos necesarios para llevar adelante un tema.
Además recuerdo que tenía mucho peso también mi experiencia cómo estudiante, y el modo en el que organizaba las clases era muy similar al que había recibido tanto en la escuela secundaria como en la universidad. Era una experiencia de clase netamente expositiva, con la clásica teórica, y la resolución de problemas aplicados que venían siempre después de largas explicaciones.
Asi estaba desarrollando un tema de Cinemática, velocidad, aceleración, distancia, etc y una alumna me interrumpe y me pregunta ¿Para qué sirve lo que me está enseñando?. Y el impacto que me causó en ese momento fue muy importante, porque no tuve una respuesta inmediata, sabía resolver los problemas, tenía bien analizado el marco teórico, había preparado la clase según lo indican los fundamentos de la didáctica, pero no estaba preparado para responder a esa pregunta.
Lo cual me llevó a pensar desde ese momento, cada vez que estoy cumpliendo mi rol docente y fundamentalmente cuando planifico una actividad si estoy en condiciones de dar una respuesta a esa pregunta, porque indudablemente la forma de mi organización de clase estaba netamente parada en su mirada desde el docente, pero no había hecho nada para involucrar al alumno en el proceso de aprendizaje.
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